Miguel Ángel llegó deportado a México desde 2013, después de haber residido en Boyle Heights, en Los Ángeles, desde bebé. Narra los conflictos raciales que vivió desde que era pequeño en Estados Unidos y, ahora, en México en donde es discriminado por su apariencia. Sin embargo, estas características le han permitido identificarse con otros deportados como él; en tanto, su dominio del idioma inglés ha sido una ventaja laboral y le ha permitido encontrar trabajo.