Un niño migrante de trece años de edad de la Ciudad de México sale para el norte de ese país con un hermano menor en búsqueda de trabajo. A los quince años, llega a Tijuana y cruza la frontera para los Estados Unidos. Al principio es difícil encontrar trabajo porque es menor de edad, pero lo logra. A la edad de veintisiete años, tiene su primer hijo con una americana, también se mete en problemas y lo sentencian a prisión por 3 años. Lo deportan, se vuelve a cruzar y lo vuelven a meter a prisión por 5 años. Pierde la custodia de sus hijos, pero, gracias al Facebook logra comunicarse con su hija. El migrante está consiente que, si vuelve a cruzar, lo pueden encarcelar por un mínimo de diez años, pero él quiere intentarlo por la razón de que él está en busca de sus hijos.