Roberto dejó Popayán y atravesó México hasta llegar a la frontera con Estados Unidos. Tras ser detenido por la patrulla fronteriza, pasó por interrogatorios y días en la hielera antes de ser liberado. Sin dinero, sin conocer a nadie y con solo la ropa que llevaba puesta, enfrentó la dura realidad de empezar desde cero en un país desconocido. Con el tiempo, entendió que en Estados Unidos la vida depende de uno mismo, del respeto a las leyes y del esfuerzo diario.