Un migrante guerrerense había vivido casi 20 años en EEUU cuando fue detenido debido a un incidente con un vecino en Iowa. Al casi morir por sufrir un infarto o embolia en la cárcel, firmó, en 2008, su retorno voluntario a México. De vuelta a Guerrero, fue desplazado por el crimen organizado. Después de reubicarse en el Estado de México, decidió intentar solicitar asilo en EEUU, junto con su esposa e hija, pero su caso fue rechazado. Ahora se siente desesperado.