Luego de enterarse de que un hombre ciego caminaba ayudándose de una silla porque ni la sociedad civil ni ninguna dependencia estatal le proveía un bastón, Blanca decidió ayudar a las personas con discapacidad, tarea que realiza desde hace 15 años por medio de su propia fundación, articulando necesidades y buenas intenciones. El rol activista que ha cumplido desde entonces por visibilizar a lxs migrantes con discapacidad a lo mejor no le reporte beneficios a ella, pero entiende que su activismo se enmarca en un lento y frustrante proceso de adquisición de derechos. Dice: “Es una lucha, creo yo, que viene a muy largo plazo. Pero si empezamos ahorita a hacer algo quizás lo logramos, ¿verdad? Pero hay que levantarse, hay que tener ese coraje, ¿verdad?, de hacer la diferencia y tratar de que se nos reconozca”.