Magda llega a Los Ángeles desde Acapulco, dejando a una niña pequeña en México. Por cuestiones económicas decide migrar y en Estados Unidos, después de un tiempo, se casa y tiene tres hijos más. Por cuestiones laborales de su marido, se mudan a Oregon. Cuando enviuda, la situación se torna aún más difícil para ella, preocupada por la educación y el futuro de su familia. Magda realiza un balance de todos esos años: se lamenta de no haber podido llevarse a su hija mexicana e invita a quienes migran a tener una actitud positiva, a aprender el idioma y a respetar las leyes estadounidenses