Nacida en La Huerta Jalisco, Ana García fue traída a los Estados Unidos por su madre a la edad de 5 años en busca del sueño Americano. Al crecer en Utah, consideraba a Estados Unidos su hogar, sin ser consciente de las consecuencias migratorias de tener antecedentes penales. Ana fue separada de sus cinco hijos, incluido un bebé lactante, después de ser deportada a México en 2018. La deportación de Ana tuvo un profundo efecto dominó en su familia, especialmente en su hija mayor, Amaiah, quien narra sus propios desafíos y responsabilidades durante la ausencia de su madre y reubicación a México. A pesar de las dificultades, Ana y sus hijos encontraron fortaleza el uno en el otro y aprovecharon la oportunidad de reconstruir su vida en México.