Una alumna de UC Davis cuenta cómo era crecer a partir de la deportación de su padre cuando ella tenía apenas tres años. Ella y sus dos hermanos crecieron con la familia unida en Mexicali, pero con la necesidad de cruzar la frontera todos los días para asistir a la escuela, lo cual les resultó agotador. Si bien el trauma inicial de ver su padre ser detenido disminuyó, hubo recuerdos constantes del asunto cuando otros parientes tendrían que tomar su lugar en tantos eventos escolares. A ella le parece importante que la gente entienda el daño infligido en los niños cuando sus padres son deportados.